Pequeños productores de banano orgánico en el valle de Chira: el valor de innovar

Pequeños productores de banano orgánico en el valle de Chira: el valor de innovar

Los logros alcanzados en los últimos tres años por la Central Piurana de Asociaciones de Pequeños Productores de Banano Orgánico (CEPIBO) en Perú, son una muestra concreta del valor de la innovación cuando se trata de abordar uno de los retos más importantes que enfrentan hoy numerosos pequeños productores rurales: su articulación a las cadenas de comercio global.

CEPIBO participó entre febrero de 2008 y julio de 2011 en el proyecto “Frutas del Bosque”, impulsado por Agrónomos y Veterinarios Sin Fronteras y el Centro Internacional de Cooperación para el Desarrollo Agrícola (CICDA), con apoyo de organizaciones como Solidaridad, PROGRESO (Promoción de la Gestión Rural Económica y Social) y la Coordinadora Nacional de Productores Pequeños de Comercio Justo. Este proyecto busca desarrollar las capacidades productivas, organizativas y empresariales de los pequeños productores, reducir su vulnerabilidad agroecológica y mejorar su posicionamiento en mercados de exportación de productos orgánicos y de comercio justo.

En el caso de CEPIBO, el proyecto se concentró en implementar sistemas de certificaciónde sus productos y procesos, generar una propuesta de reforestación con árboles maderables en zonas degradadas y en parcelas agroforestales, lograr una mayor autonomía y posicionamiento comercial en los mercados de frutas frescas y procesadas, y consolidar la Coordinadora Nacional de Comercio Justo. En todos estos ámbitos hay resultados promisorios: certificación orgánica de 1 mil 256 productores en más de mil hectáreas, incluyendo certificación del procesamiento, empaque, comercialización y exportación; crecimiento de la cartera de clientes; adopción de sistemas administrativos y de gestión que implicaron un salto cualitativo en los sistemas financieros, contables y de control de inventario; fortalecimiento de la posición comercial, reflejado en un alza de los precios al productor en el Valle de Chira; e inserción en circuitos de comercio justo, entre otros.

Entre las experiencias de desarrollo de organizaciones rurales, el caso de CEPIBO se destaca por al menos cuatro razones. En primer lugar, porque se trata de la producción de un commodity. Esto implica que no admite mayores innovaciones en el producto mismo, y que se comercia en mercados muy estructurados, con actores transnacionales dominantes. Se trata, además, de un producto muy perecedero, cuya logística de comercialización es compleja y costosa para actores con limitadas capacidades financieras y sin redes de comercio bien articuladas. Por lo anterior, la innovación se da más bien a nivel de la gestión administrativa y organizativa, y en los procesos de producción.

En segundo lugar, se destaca porque corresponde a una experiencia innovadora que abarcó a un número relativamente elevado de productores asociados: un reto organizativo difícil de abordar sin una organización sombrilla, como es CEPIBO.

En tercer lugar, porque es una experiencia vinculada a la articulación con redes de comercio justo, que implica innovar simultáneamente en métodos de producción, políticas laborales, gestión administrativa y financiera, fortalecimiento de mecanismos democráticos de toma de decisiones, y consolidación de prácticas agrícolas sostenibles.

Por último, se trata de una experiencia de cambio productivo en una zona de muy alta agro-vulnerabilidad, donde la protección de los medios de vida, el diseño de esquemas de protección financiera y la implementación de prácticas que protejan los suelos adquieren una importancia singular.

A pesar de los éxitos, los productores asociados a CEPIBO enfrentan varios retos, como continuar mejorando su organización interna y el manejo de los costos reales de producción y comercialización, dar sostenibilidad a sus iniciativas y seguir incrementando los volúmenes de producción en medio de restricciones como la disponibilidad de tierra y la pequeñez de los predios de los productores, además de las limitaciones en el acceso al crédito.

Pero más allá de sus gestiones, es imprescindible reflexionar sobre el entorno institucional y de políticas. La relativa indiferencia del Estado es un factor limitante de esta experiencia. Elementos de peso como el acceso a la tierra y al crédito, la capacitación y la absorción tecnológica, el fortalecimiento organizativo y un activo acompañamiento para la conquista de mercados, hubiesen podido ser vencidos con mucho mayor facilidad si CEPIBO y el proyecto Frutas del Bosque hubiesen contado con la participación y el apoyo estatal. Un cambio en ese entorno, y en particular en las políticas públicas y en las prácticas de actores de peso como las empresas que dominan en las cadenas de comercio globales, parece vital para lograr que experiencias como esta germinen con mucho más frecuencia en el ámbito rural latinoamericano y caribeño. 

Juan Cheaz, Investigador del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural - Rimisp

Coordinador del proyecto Alianzas para el Empoderamiento Económico (AEE)