Primera pregunta: ¿Hasta cuando tendremos al INIA sin cabeza? 

La mejor inversión para un país que quiere ser potencia agroalimentaria es la investigación. El Inia lleva años dedicados a la investigación y siempre ha sido un referente en los temas de vanguardia relacionados con producción agropecuaria, mejoramiento de tecnología, transferencia de conocimientos y otras externalidades positivas.

Lamentablemente está sumido en un alto nivel de endeudamiento, cercano a los 10.000 millones de pesos (20,7 millones de dólares) y hay que ser bien claros en decir que este problema se origina hacia 1990 cuando se termina con el programa de los Grupos de Transferencia Tecnológica (GTT), aunque  recientemente hay  un presupuesto asignado para formar nuevos grupos GTT que, se espera, vuelvan a dar pasos hacia una mejora en su gestión. 

En una reunión en la cual me tocó participar hace algunos días, las autoridades del Colegio de Ingenieros Agrónomos entregaron una propuesta para ir mejorando su situación y entre las cuales destacan: solicitar un aporte extraordinario para disminuir  el déficit; conformar equipos de trabajo de alta calificación con profesionales del mismo INIA;  formar un grupo asesor de excelencia con profesionales ya existentes y que trabaje directamente con la autoridad vigente y que logre establecer fuertes vínculos de trabajo con el ámbito empresarial y que sea considerado en el desarrollo de políticas ministeriales enfocadas a mejorar la productividad como estrategia-país. 

En realidad,  nada imposible de lograr y en cuanto al aporte  en dólares no tiene por que ser de un día para otro, puede ser parcializado y sujeto a metas cumplidas. Quienes trabajan en el Inia son científicos y saben administrar los recursos que siempre son escasos en investigación,  más en un país que no se ha destacado demasiado en logros de la ciencia y no por falta de cerebros, más bien por una falta de políticas enfocadas a financiar a las ciencias y a la investigación. 

La segunda pregunta: ¿Porqué  no hay interés en la Biotecnología? y el cual analizaré en la próxima columna está enfocada al tema de la Biotecnología.  Por ejemplo, me llama profundamente la atención que en un país donde la minería lleva el estandarte en los ingresos, en la zona norte no existe ningún centro de investigación en el área de la Bio-minería.

Con una serie de gráficos y estadísticas les demostraré lo irrisorio que resulta en el poco desarrollo en biotecnología que afecta a Chile en los últimos años, y el poco interés que hay sobre este tema donde los países miembros  de la OCDE,  a la cual Chile pertenece, llevan la vanguardia como lo es Alemania.

Jorge Neira, Economista Agrario

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