Los instrumentos de riesgo-precio y el G20
La semana pasada, los países del G20 (los más ricos del planeta) acordaron un ambicioso plan de acción contra la volatilidad de los precios de los principales productos agrícolas, donde la transparencia en el mercado es una de las condiciones básicas.
Si bien plantearon cerca de 56 medidas, son los instrumentos de gestión de riesgos los que me interesa analizar en esta oportunidad.
La formación universitaria en los actuales profesionales del agro, en general no contempla dentro de sus mallas curriculares el comprender y utilizar los derivados financieros - futuros y opciones- que son los principales instrumentos de gestión de riesgo.
Y no es de extrañar que ocurra lo anterior en un país como el nuestro, donde el mercado de capitales no se ha preocupado mayormente de ofrecer instrumentos de inversión relacionados con el agro, y tampoco ha habido un mayor interés por parte del agro de involucrarse con el mercado de capitales.
En EEUU, hace más de 100 años, comenzaron las operaciones financieras con productos provenientes del agro. Fueron los comienzos de la Bolsa de Chicago, actualmente una de las cinco más importantes del mundo.
Hay antecedentes de los orígenes de los contratos de futuros, los que se remontarían a la India en el año 2000 antes de Cristo, cuando mercaderes de lo que es hoy el Emirato de Barhein, recibían bienes en consignación para permutarlos en la India. También hay antecedentes de transacciones de futuros en la época greco-romana y más tarde, en el siglo XI,I en Francia e Inglaterra.
Se sabe también de la existencia de contratos de futuros para lana en la Europa medieval, pero hay antecedentes de que los primeros mercados organizados se desarrollaron en Japón durante el siglo XVII para el mercado del arroz.
Debido principalmente a los excesos de cosecha y a que la alta variabilidad del precio de los productos agrícolas constituye un desincentivo para la producción, se hizo necesario crear un tipo de contratos denominados forwards, en los cuales se establecía un valor entre las dos partes de la venta de productos a ser entregados y pagados en el futuro, pero con una base a precios definidos en el presente. Así, tradicionalmente, los mercados de futuros se habían establecido, en principio, para aquellos productos con mayor inestabilidad de precios, ya fuera por variaciones en su oferta como es el caso de los productos agrícolas, o por variaciones en su demanda como consecuencia de los cambios en la actividad industrial que requiere principalmente metales.
Después aparecieron los contratos de futuros propiamente dichos, los cuales son básicamente forwards que se transan en forma organizada en bolsa de valores.
Dejando de lado estos antecedentes históricos, lo que importa ahora es iniciar en el país una difusión intensiva de estos temas que son los que vendrán a ocupar una gran parte de la agenda agropecuaria si es que realmente se quiere avanzar en el desarrollo del sector.
Recientemente, un grupo de parlamentarios propició la idea de generar una política agraria para el país con la creación de un banco y otros componentes.
Si dentro de esos otros componentes no se contempla el desarrollar una agresiva e intensa agenda en la cual los instrumentos de riesgo-precio sean un componente integral, simplemente la idea se va a diluir como tantas otras buenas intenciones que ha habido para el sector.
Jorge Neira, Economista Agrario
IM Trading.