A comienzos del mes, a través de una nota, se solicitó a Chile detener la certificación de estos productos, debido a la detección de altos índices de salmonella en granjas de aves, por lo que desde el 6 de mayo no se está exportando a ese mercado. Paloma Díaz Abásolo
El pasado martes 5 de mayo, una inusual nota emitida por las autoridades sanitarias de la Unión Europea (UE) sorprendió al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), solicitando suspender la certificación sanitaria para las exportaciones de carne de ave chilena a ese mercado, debido a la presencia de altos índices de salmonella en planteles avícolas de al menos tres empresas, entre otros puntos.
El documento se adelantó al resultado de la auditoría realizada por los europeos a mediados de marzo para supervisar el funcionamiento de las plantas faenadoras nacionales, de la cual todavía no se conoce el resultado oficial, y en la práctica trajo como consecuencia el cierre temporal de ese mercado.
“Esto ha sido algo excepcional, porque ellos tienen diez días para enviarnos una respuesta preliminar cuando hay situaciones graves después de una auditoría, y no nos llegó nada, y luego tienen veinte días para mandarnos un primer borrador, pero tampoco nos llegó nada, solo esta nota ahora”, afirma el director nacional del SAG, Horacio Bórquez.
También afirma que no se esperaba una nota así, ya que en la conversación que se realizó en una mesa con representantes del SAG, al término de la auditoría, no hubo indicios de que existiera algún problema grave.
“Lo que se nos solicita es la urgente necesidad de suspender algunas plantas para cierto producto, que son los preparados cárnicos de pollo, los que hacía más de un año que no se enviaban a Europa, y que suspendamos la certificación de carne de ave normal, por lo que hoy ese mercado está cerrado temporalmente. Nosotros hoy no certificamos carne de pollo para la UE, y si no lo certifica el SAG, no se puede mandar”, dice.
No hay riesgo para otros mercados
En medio del cierre del mercado europeo, que representa en torno al 14% de las exportaciones de carne de pollo chilena, la semana pasada se anunció la apertura de Filipinas para estos productos, con la habilitación de dos plantas nacionales, luego de una auditoría final que realizaron las autoridades sanitarias de ese país a comienzos de marzo, pocos días antes que la UE.
Frente a eso, y a otra auditoría que coincidió por esos días por parte de Estados Unidos, que terminó sin aprensiones relevantes, desde el SAG aseguran que la petición de los europeos no representa riesgos para la carne de pollo chilena en otros mercados.
“El resto de los mercados está abierto y no hay ninguna sospecha de que tengamos cambios. Tenemos auditorías recientes de Estados Unidos y Filipinas, y con China nunca hemos tenido problemas, por lo que no veo por qué podríamos llegar a tener problemas con otros países”, dice Horacio Bórquez, y resalta que la última auditoría que había realizado Europa en este sector fue hace siete años, en 2013.
Sin embargo, el cierre temporal de Europa para la carne de ave implicará cambios de destino no menores para las empresas locales, ya que es el tercer mayor mercado para estos productos, con alrededor de un 14% de participación y exportaciones que durante el año pasado sumaron US$ 74,9 millones.
En cuanto a eventuales peligros para la salud que pudiera tener la alta presencia de índices de salmonella en planteles avícolas, el director del SAG explica que la bacteria estaría en las granjas y no en los productos finales, por lo que no representa un riesgo para los consumidores chilenos.
“El cumplimiento de la normativa nacional, que es muy parecida a la de Estados Unidos, está absolutamente asegurado. No hay ninguna posibilidad de que esto implique un riesgo para la población”, dice Bórquez.
Apurar las conversaciones
El paso clave para destrabar el cierre del mercado europeo y buscar una solución es la entrega del informe oficial de la auditoría realizada por la UE, que al cierre de esta edición aún no recibía el SAG y que es fundamental para poder solucionar y responder los incumplimientos que hayan detectado.
Para acelerar la entrega, este organismo y el Ministerio de Relaciones Exteriores enviaron cartas formales a la UE pidiendo el reporte, aunque ya trabajan en enviar respuestas a las dudas que fueron planteadas por los representantes que realizaron la auditoría en Chile, ya que por mientras Europa seguirá cerrada.
“Con las anotaciones que teníamos, comenzamos a enviar respuestas a algunas de las observaciones que tenían y tomamos acuerdos con las empresas privadas para trabajar en temas como disminuir la presencia de salmonella en sus planteles, algo en lo que llevamos años trabajando, que es complejo y que no se soluciona de la noche a la mañana. Creo que esto nos va a demorar algún tiempo, aunque queremos que el cierre del mercado termine en el menor tiempo posible”, afirma Horacio Bórquez.
También detalla que ya solicitaron una teleconferencia con las autoridades europeas para analizar los puntos de la nota enviada, donde también se menciona que habría estado enlistada para exportar una planta no autorizada por el SAG, algo que correspondería a un error administrativo.
“Efectivamente, había una planta que estaba incluida en el listado para exportar, pero que no estaba habilitada por nosotros, y que nunca exportó. Ahí hubo un error administrativo que reconocemos y que corregimos durante la auditoría”, aclara el director del SAG.
Fuente: Revista del Campo, El Mercurio
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