En un duro análisis de esta industria nacional, Eduardo Silva indicó que esos cuarteles ya no son rentables. También entregó pautas para mejorar el negocio, ya que el 4 o 5% de la población nacional depende directamente del trabajo de las viñas de Chile.
Un llamado a arrancar al menos 30 mil a 40 mil hectáreas de viñedos no rentables de Chile formuló en San Javier Eduardo Silva, primer vice presidente de la Corporación Chilena del Vino, al dar a conocer una serie de problemas que a su juicio afectan a la industria chilena del vino que “necesita de una cirugía profunda”.
Junto con precisar que esas hectáreas representan por lo menos 300 a 400 millones de kilos (250 a 300 millones de litros de vino), indicó que hay un porcentaje de viñedo chileno importante que no puede llegar al año 2020. “No tienen solución técnica ni financiera para sostener un negocio, a menos que se traigan recursos de otras áreas de la economía para ello”, explicó.
Silva dijo que están los profesionales y la información en la industria del vino para efectuar un diagnóstico viñedo por viñedo, a fin de determinar aquellos que ya no tienen posibilidad de ser rentables, “para producir calidad con seis mil kilos por hectárea ni para producir volumen, porque las plantas no están en condiciones para ello”.
En este contexto, recalcó que “la industria del vino requiere de un remezón profundo en esta hora de crisis que está viviendo”. Acotó que “los costos de producción, el esfuerzo de producción, las horas hombre destinadas, y a veces no remuneradas, no son pagadas por el dinero que reciben los productores”.
PROYECCIÓN
Pese a ello, el consultor vitivinícola sostuvo que “algunos todavía creemos que se puede generar un negocio no para los bolsillos nuestros, sino que para poder dar empleo. Más de 400 mil personas dependen directamente del trabajo de viticultura. Sacando cuentas, cuatro o cinco por ciento de la población nacional dependen directamente del trabajo de las viñas de Chile”.
Eduardo Silva insistió en que esta actividad tiene futuro, reemplazo y proyección y, es por eso que expresó que la producción de una uva vinífera de calidad, requiere que se exploten las mejores posibilidades de cada uno de los terruños.
Añadió que también es necesario motivar a la gente que hoy trabaja en la vitivinicultura, incentivando que las personas se queden en el campo. Esa es la primera de las crisis importantes que tenemos que abordar”, indicó.
FRAUDE
Asimismo, Eduardo Silva pidió no permitir más el agua en el vino ni tampoco las variedades que contaminan la industria, a la vez que señaló que se debe fidelizar las relaciones comerciales.
Al respecto, precisó que “los compradores no pueden entrar a desconfiar de un país que no sabe si las uvas son mezcladas o están con agua. El día que perdamos una botella de vino por algún residuo al interior, o se termine de comprobar comentarios que en ese sentido ya se escuchan afuera, vamos a perder este mercado que partió con 50 millones de dólares al final de la década de los 70 y que está en cerca de 2 mil millones de dólares. Eso pasa una sola vez y se recupera, con suerte, cuatro o cinco generaciones después”.
A modo de conclusión, enfatizó que “todo esto no resulta si como organización gremial el 2015 no hacemos una ofensiva potente. Para ello, se necesita que a nivel local y de cada uno de los valles se vayan formando asociaciones de productores, y que éstas confluyan en una federación nacional de productores de uvas viníferas de Chile, organizada en torno a los intereses de sus productores, que son distintos de los elaboradores primarios”.
Transparencia
Tras enfatizar la necesidad de que la industria del vino se renueve en materia de asociatividad a nivel local de los productores, el primer vice presidente de la Corporación Chilena del Vino expresó que no hay transparencia en el mercado, ni tampoco existe información veraz de los precios. “Los desafíos y las crisis parten por reconocer que uno está enfermo, que tenemos que resolver problemas de fondo”, afirmó.
Fuente: Diario el Centro
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